Internet… ¿todo gratis?

Siempre se ha relacionado a Internet con la gratuidad: imágenes gratis, correo gratis, herramientas en la nube gratis, etc. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Ciertamente Internet ha puesto en marcha una nueva moneda de pago, y no me refiero a las criptomonedas, se trata de los “datos”. En efecto, la forma de pagar la mayoría de esos servicios gratuitos es a través de nuestra información, que por otro lado cedemos alegremente cuando nos damos de alta en cualquiera de esos sitios. Así Facebook, LinkedIn, Twitter, Gmail, y un largo etc. no nos cobran nada como usuarios, pero nuestros datos sirven para comerciar con terceros, en forma de publicidad, por ejemplo.

Realmente, cuando aceptamos los contratos que nos aparecen a la hora de darnos de alta en dichos servicios, es posible que nos estén diciendo que pueden hacer lo que quieran con esos datos, y que también podemos darnos de baja cuando queramos. Pero ¿qué pasa si no aceptamos esos términos?… pues muy sencillo, no podemos utilizar ese servicio. ¿Estarías dispuesto a dejar de utilizar Facebook, LinkedIn, Gmail, etc? Ahí radica el problema, que si queremos estar en el mundo actual “necesitamos” tener esos servicios, con lo cual se presenta un serio dilema.

El tema quizás no sea tan grave, pero debemos conocerlo, pues si yo creo que por lo que me ofrece Twitter o Google merece la pena “pagar” con mis datos, no hay ningún problema.

También debemos saber que en dichos servicios existen opciones que pueden restringir la aparición de ciertos datos o sobre la cesión a terceros, por lo que también en muchas ocasiones, además de no leer las condiciones de contratación, tampoco usamos la configuración para adaptarla, en lo posible, a nuestras exigencias de privacidad.

¿Tienes bien configurados tus servicios gratuitos?

 

Carlos Gómez Cacho. Tecnólogo.