Lo primero que hay que aclarar es que la transformación digital no se refiere sólo a utilizar la última tecnología, estar en las redes sociales y tener una bonita página web. Dicha trasformación se refiere a un cambio significativo en la forma de organizar toda la estructura de una empresa. Lo de digital es debido a que la base de esos cambios es tecnológica, pero como herramientas al servicio de otros fines. Esa transformación debe empezar por las personas, es decir, que debe haber un compromiso, sobretodo de los responsables, y de todos aquellos que dependan de esa estructura empresarial. Por ello en realidad donde se debe hacer una verdadera transformación es en la mentalidad, es decir, estar abierto a todo, a emprender, a formarse y aprender, a coordinarse y colaborar con otras personas, a empatizar, etc. Parecen muchas cosas, pero en realidad se puede resumir en “tener ganas de cambiar las cosas”. Los cambios, a grandes rasgos, afectan a la organización interna (dirección, RRHH, comercial, ventas, distribución, etc.) a la gestión inteligente de la información, a la innovación e investigación de productos y servicios, a la formación de los empleados, al servicio al cliente, a la valoración del talento de las personas como un preciado activo, y un largo etc. También se puede hablar de la gestión del cambio, de la 4ª revolución industrial, la Industria 4.0. En general es aprovechar el mundo digital, y lo que representa, para realizar esa transformación. Por ello para realizar esa transformación digital es necesario crear equipos multidisciplinares, pero con conocimiento real del mundo digital. Gracias a la transformación digital de la empresa podemos aprender a comprender las principales tendencias en el ámbito de la economía digital, desarrollar las capacidades internas para crear un negocio basado en la tecnología digital y diseñar e implantar nuevos modelos digitales de negocio y de una nueva cultura digital. No se puede esperar a mañana para empezar.
La transformación digital